Provincia de España- Un proceso vivido y un horizonte en Misión Compartida
El día 2 de marzo, en el colegio de Nuestra Sra. del Recuerdo, en Madrid, el equipo de MISIÓN COMPARTIDA de la CONFER (Conferencia Episcopal Española) reunió a todas las congregaciones que desde su inicio hemos caminado juntos para celebrar los diez años de esta maravillosa experiencia, para compartir nuestros logros, reflexionar y seguir soñando en la construcción de una Iglesia sinodal.
Este camino, que comenzó llamándose Misión Compartida, para algunos será corto y tendrá muy dudosa continuidad, porque se han limitado simplemente a compartir tareas entre religiosos y laicos. Quienes no han caído en esa trampa descubrieron que con la misión debía estar el carisma, porque no hay misión sin espíritu. Y al compartir misión y carisma, las personas se sienten llamadas a la comunión, a hacerse solidarios entre sí, a sentirse parte de algo más grande que también engrandece a la persona. Al compartir el carisma entramos en la espiritualidad que descubre el sentido de la misión. Al compartir el carisma descubrimos la misión que compartimos como misión de la Iglesia. Con estos presupuestos el camino se llena de vida, pero también de desafíos a los que hay que dar respuesta. El horizonte, que ya se deja ver, lleva consigo un cambio profundo en la manera de comprender las relaciones entre religiosos y laicos. No se constituye “en torno” a un Instituto religioso para arropar o acompañar a este Instituto o para colaborar en lo que se determine.
El eje central de esa comunión es el carisma fundacional, vivido desde diferentes formas de vida cristiana. Y su finalidad es servir a la misión que señala el carisma, de modo corresponsable, con capacidad creativa para inventar nuevas obras y no simplemente para prolongar las que tenga el Instituto. En adelante, la fidelidad creativa, necesaria para mantener y continuar el carisma en la Iglesia, dependerá no solo del Instituto que lo ha representado, sino de los diversos grupos que componen la Familia carismática y de cuantos vengan a asociarse en ella.
¿Cómo avanzar hacia ese horizonte? Caminando juntos a la luz del Espíritu. Este criterio debe presidir cada línea de acción: en el encuentro de las personas, en la vida comunitaria, en la creación y acompañamiento de grupos, en el desarrollo de itinerarios formativos, en la preparación de formadores laicos, en la creación de nuevas estructuras de animación que permitan una auténtica corresponsabilidad de los laicos junto a los religiosos y religiosas.
En el tiempo que nos ha tocado vivir todo va muy de prisa, y en este tema todavía más; calculemos bien en qué empleamos nuestras fuerzas y posibilidades para no malgastarlas. Orientemos los esfuerzos a lo que merece la pena: crear lazos, promover la formación y la interrelación en una red que alimente la comunión, el servicio corresponsable a la misión, la motivación y formación de personas con itinerarios formativos… Estos son nuestros retos para lograr llegar a ese horizonte de verdadera Misión Compartida. En eso estamos en nuestra Provincia porque creemos que juntos somos más.
Equipo de Formación para la MCG
